La maternidad imperfecta planea también sobre una serie en la que es Adriana Ozores quien encarna a una matriarca dispuesta a poner fin a años siendo un florero. Es María Pedraza quien encarna a la hija libre que no se debe someter a las ataduras de esa familia ante la que el personaje de López Arnaiz parece obligada a rendir cuentas. “Me parecía muy interesante cómo en esta historia la maternidad pasa a un segundo plano. Es una maternidad que existe y es algo interesante porque al final ella no deja de ser madre, pero seguramente lo fue porque es lo que se esperaba de ella. En la élite hay algo de domesticarse, de recibir mucha educación, tener modales y dar lo que se espera. El rol es más difícil de saltárselo”, explica la intérprete. “Yo recuerdo desde adolescente, cuando vives tu propia pelea con tus padres, siempre dices que nunca serás como ellos y lo comprenderás todo, y no es así en muchos casos. Cosas problemáticas y dolorosas terminan reproduciéndose”, continúa. “Al final ella está llena de miedo porque todo tien que ver con el vínculo materno. Para Blanca hay una invisibilización por parte de la madre y de anhelo de tenerla que está todo el rato de fondo. Cuánto en ese carácter profesional tiene que ver con buscar el amor”. ¿Los hombres? Aquí no salen demasiado bien parados. Los personajes de Óscar Martínez, Luis Bermejo, Jorge Usón y Francesco Carril quedan como auténticos zoquetes.
No suele ser habitual ver a Patricia López Arnaiz en papeles con el toque de comedia que tiene este. Que nadie se lleve a engaño, no hay momentos de grandes carcajadas, pero sí algunos de no dar crédito y un contrapunto cómico a las situaciones bastante divertido. “Cuando leí el guion me reí”, expone la actriz. “Hay humor, pero alejado del sketch. La situación es absurda. Esto fue muy interesante porque yo no he hecho comedia. Como yo no lo había ejercitado nunca tengo muchas cosas por descubrir ahí. De repente tú, cuando sabes que vas a participar de algo que es gracioso, hay un regodeo y un deseo de querer apretar para que resulte más cómico”, añade.
La actriz arranca el año con el estreno de Galgos y nominada en la mayoría de grandes premios por su trabajo en el debut en el largometraje de Estíbaliz Urresola. Su papel de Ane, esa madre vasca que ha de asimilar que tiene una hija trans, le ha regalado una segunda nominación a los Premios Goya. “Me pilló en la nieve, en Alemania, a trece grados bajo cero, y fue muy sorprendente”, cuenta la actriz con humildad. Precisamente fue otra película con el mismo nombre que su personaje, Ane, la que le hizo alzarse con su primer Goya, a Mejor actriz de reparto. “El premio de Ane tuvo repercusión, pero empecé a notarla antes, cuando salió la peli. Recuerdo empezar a hacer entrevistas tras la exhibición de la peli, en Donosti. Cuando pusieron el pase de prensa, por la mañana, yo estaba en el Maria Cristina y me llamó David Pérez Sañudo, el director, y me enseñó la primera crítica. Era para una peli pequeñita y fue muy buena, ponía en valor cosas muy interesantes”, concede. “Eso hizo que mucha gente la viera y gracias a que se despertara ese interés empecé a notar propuestas que llegaban. Es verdad que los premios se quedan como un hito en la industria. En mi caso no me puedo quejar”.
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Por Marina Pardo Más y María Munsuri
En 2024, Patricia López Arnaiz estrenará además de la serie de Movistar Plus+ el nuevo largometraje de Andrea Jaurrieta, Nina, y más adelante en llegará Los destellos, la tercera película de Pilar Palomero. Todo producciones capitaneadas por mujeres, algo que se dio por casualidad, pero con lo que la actriz está feliz. “La primera fue Isa Campo y cuando me preguntaban decía que nunca había trabajado con directoras antes. Desde entonces, un montón”, rememora. “Las mujeres con las que he dado ha sido en proyectos muy interesantes, he hecho amigas porque se han dado relaciones muy cercanas de hablar mucho que me han ayudado a tener una comprensión mucho más profunda del personaje y cada una trabaja códigos distintos, por lo que ha sido interesante para mí descubrir aquellos en los que hay espacio para la improvisación, algo nuevo”, concluye.
